Trabajo presentado en el Congreso de Historia
organizado por el “CIRCULO MILITAR” y la ACADEMIA ARGENTINA
DE LA HISTORIA,
el 5, 6 y 7 de Mayo del 2.010, en el Circulo Militar.
Cuando leí en “Crónica Histórica Argentina” un artículo del historiador A. J. Pérez Amuchastegui sobre “Las Primeras Banderas Argentinas” (To. I. pag. 240), decidí que viajaría a Sucre para ver la insignia patria creada por Belgrano.-
La oportunidad se me presentó recién en
octubre de 1997.- Como yo era socio correspondiente en Buenos Aires de la Sociedad Geográfica
y de Historia de Tarija, fui invitado al primer encuentro nacional de las
Sociedades Geográficas y de Historia de Bolivia.- La reunión fue precisamente
en Sucre.- La anfitriona, era la
Sociedad local, centenaria, la más vieja de Bolivia y tan
vinculada al tema de las banderas de Macha.- Esa reunión me dio la oportunidad
de ser cofundador de la
Asociación Nacional de Sociedades Departamentales Geográficas
y de Historia de esa República hermana.-
Allí, en la Casa de la Libertad, que es el Museo Histórico Nacional de
Bolivia, en la plaza 25 de Mayo -llamada así por el levantamiento contra el
Presidente de la Real
Audiencia don García Pizarro, ocurrido el 25 de mayo de 1809-
, tuve la emoción de poder ver nuestra primer bandera.-
Es conforme a la descripción efectuada por
Pérez Amuchastegui en su mencionado artículo, en el que apunto un solo error.-
Sus franjas son horizontales, como en la actualidad siguen siendo en nuestra
bandera y no verticales como dice ese historiador.-
Dos meses más tarde viajé nuevamente para
incorporarme a la Sociedad
de Sucre como miembro correspondiente.- Me acompañó el Dr. Eduardo O.
Dürnhöfer, vicepresidente entonces de la Academia Argentina
de la Historia,
que se interesó en el tema de la bandera y quería conocer además la casa donde
había vivido Mariano Moreno cuando estudiaba en San Francisco Xavier.-
También me apasionó el tema, que estudié y
desarrollé desde entonces en varios trabajos.- No es cierto que no se sepa
donde esta y como era nuestra primer bandera, como todavía muchos sostienen.-
La bandera existe y esta en Bolivia, en Sucre, en la Casa de la Libertad.-
Ahora bien, para historiar el origen de los
colores de nuestra bandera, es necesario en primer término salvar un error
inicial, común cuando se habla de la revolución de mayo. –
French y Beruti repartieron en la plaza de la Victoria el 22 de Mayo de
1810, cintas blancas con una estampa de Fernando VII, a la que agregaron el 25
una cinta roja, que simbolizaba sangre.- No es por consiguiente cierto que el
día que nació la patria, los criollos usaban para distinguirse cintas blancas y
celestes.-
La primera escarapela con esos colores, fue
creada en la Provincia
de Mendoza, para los Alabarderos Mendocinos, en Diciembre de 1810, por su
Teniente. Gobernador, el salteño José de Moldes.- Enviada a Buenos Aires para
su aprobación, la Junta
Grande ni siquiera llegó a tratar el tema, abocada como
estaba a otros graves problemas.-
Los colores celeste y blanca, se usaron por
primera vez por en Buenos Aires, en enero de 1811, como distintivo no de los
criollos, sino de la juventud moreniana que se reunía en el Café del catalán
Pedro José Marco, ubicado en la esquina de Alsina y Bolívar, frente a la
iglesia de San Ignacio.-
Ese movimiento juvenil, originó la prime
poblada porteña, que fue en apoyo del Presidente de la Junta de Gobierno don
Cornelio Saavedra.- La gente de los suburbios y las quintas, con sus alcaldes
al frente y el apoyo de las tropas de Buenos Aires, se reunieron en la Plaza de la Victoria el 5 y 6 de
abril, para desbaratar ese movimiento, lo que lograron, ya que la juventud
instruida, como se denominaban, tenían programado un golpe contra la Junta de Gobierno, que debía
estallar el 20 de ese mes.-
Pero después del desastre de Huaqui, Cornelio
Saavedra consideró su deber marchar al Norte para reorganizar el ejército
vencido y reconciliarlo con los altoperuanos, con los que el tenia tan buenos
contactos por lazos de parentesco y amistad, para lo cual no dudo en ningún
momento en delegar el mando en Domingo Matheu, que no era precisamente uno de
sus amigos.- La Patria
estaba primero para él, que los intereses políticos o personales.-
Matheu y sus enemigos aprovecharon su partida,
derrocaron el gobierno de la
Junta y lo reemplazaron por el Primer Triunvirato.-
Al comenzar el año de 1812, para poner freno a
las incursiones navales de la flotilla española de Montevideo que comandaba
Jacinto Romarate, el Triunvirato envió al General Manuel Belgrano a hacerse
cargo de la guarnición de la
Villa del Rosario.- Nuestra primer escuadrilla naval, pese a
ser comandada con heroísmo por Juan Bautista Azopardo, había sido vencida en el
combate de San Nicolás.- Los españoles eran los dueños del Plata y del Paraná.-
Pero no había escarapela ni bandera que
diferenciara a nuestra tropas de las de España.- Belgrano solicitó al
Triunvirato para uso y distintivo de sus soldados, una escarapela.- El
Triunvirato accedió y por decreto fechado el 18 de febrero de 1812, la creó
finalmente con los colores blanco y celeste.-
Quizá lo hizo para diferenciarla de la
insignia de la juventud morenista que era celeste por fuera y blanca por
dentro.- Nuestra primer escarapela fue por el contrario, blanca en su franca
exterior y celeste en su franja interna.-
Pero Belgrano fue más allá y así el 27 de
febrero, al inaugurar en Rosario la batería Libertad, además de la escarapela
que lució la tropa, enarboló en la misma, en lugar del pabellón de España, una
bandera con los colores blanco y celeste, es decir, con los mismos colores de
la escarapela.-
Esa bandera tiene tres franjas que corren en
forma horizontal, blanca la primera, celeste la del medio y nuevamente blanca
la tercera.- Es la bandera que está en Sucre, en la Casa de la Libertad.-
Esto surge además claramente de la nota en que
el general Belgrano, comunica la noticia al Triunvirato.- En la misma dice
nuestro prócer: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé
hacer blanca y celeste, conforme los colores de la escarapela nacional.- Espero
que sea de la aprobación de V. E.”.-
Pero tener bandera complicaba la política del
Triunvirato, que continuaba gobernando bajo el paraguas de la mascara de
Fernando VII.-
Bernardino Rivadavia, secretario del mismo, al
tomar conocimiento de lo actuado por Belgrano en Rosario, le manda
instrucciones urgentes, prohibiéndole el uso de la bandera.-
Pero la instrucción no llegó al destinatario.-
Belgrano ya había partido a Jujuy para asumir el mando del ejercito del Norte,
con el que salvaría en la batalla de Tucumán, a la Revolución de Mayo.-
Nuestro General se encontró con un ejército
desmoralizado y desorganizado.- Se da cuenta que lo primero que debe hacer, es
levantar el ánimo de los vencidos en Huaqui, de elevar su moral como soldados.-
Que hace entonces.- Pide a las damas jujeñas
que le confeccionen nuevamente una bandera con los mismos colores y tres
franjas horizontales, para los festejos que programa del segundo aniversario
patrio.-
Las damas le entregan la nueva bandera que
tiene en el orden de los colores. una diferencia fundamental con la anterior.-
Era celeste en su primer franja, blanca al medio y nuevamente celeste.- Es la
que hoy se conoce como bandera de Ayohuma o bandera de Macha y se encuentra en
nuestro Museo Histórico Nacional.-
El día de la patria en 1812, al presentarla
frente a sus soldados, los arengo diciendo:
“Soldados, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: El 25 de Mayo será para siempre un día memorable en nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando en él, por primera vez, veis en mis manos la bandera nacional que ya os distingue de las demás naciones del globo”.-
“Soldados, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: El 25 de Mayo será para siempre un día memorable en nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando en él, por primera vez, veis en mis manos la bandera nacional que ya os distingue de las demás naciones del globo”.-
Acto continuo, arrió la insignia Española del
frente del cabildo y en su reemplazo izó nuestra bandera, que fue bendecida por
el Presbítero Gorriti.-
Por vez segunda se indignó el Triunvirato al
enterarse, ordenándole Bernardino Rivadavia, su secretario, que creía que había
sido desobedecido por el general, el cese inmediato de su uso.- “El gobierno
deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de semejante desorden, pero
debe prevenirle que esta será la última vez que sacrificará hasta tan alto
punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside….”
Belgrano informó que había actuado así, por su
desconocimiento de la orden anterior, que lo había hecho deseando que estas
provincias se cuenten como una de las naciones del globo; pero no habiendo el
gobierno declarado la independencia aclaró: “La desharé para que no haya
memoria de ello.- Si acaso me preguntan por ella, responderé que se reserva para
el día de una gran victoria”.-
La bandera de Belgrano que se conserva
actualmente en la Casa
de Gobierno de Jujuy, que tiene bordado sobre fondo blanco el Escudo Nacional,
si bien es auténtica sin duda alguna, no es como se sostuvo erróneamente por
sus custodios, su primer bandera.- Es posterior a las referidas y tiene bordado
el escudo nacional sancionado por la Asamblea del año 13.-
No hay duda que Belgrano no se desprendió de
esta banderas, sino que las reservó para el día en que fuéramos nación.- Las llevó
siempre consigo y las perdió tras la derrota de Ayohuma.-
Años después de estos episodios, el diputado
por Buenos Aires ante el Congreso de Tucumán, Dr. Esteban Agustín Gascón, un
altoperuano nacido en Oruro y graduado de abogado en San Francisco Xavier, en
la sesión del 25 de Julio de 1816 propuso la creación de una Bandera Menor,
azul celeste y blanca, quedando pendiente de la adopción previa de la forma de
gobierno, para la aprobación de la bandera oficial o de guerra.-
En 1818, ya trasladado el congreso a Buenos
Aires, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, solicitó a sus
integrantes, la creación de la bandera oficial o mayor, proponiéndola en el mes
de febrero, el diputado Chorroarín, igual a la menor, pero con un sol al medio,
en la franja blanca.- Así se aprobó.-
El decreto 10.302/44, fijó sus características
definitivas: “La aprobada por el Congreso de Tucumán en febrero de 1818, y se
formará con los colores celeste y blanco con que el general Belgrano la creó en
febrero de 1812, distribuidos en tres franjas horizontales, de igual tamaño
cada una, celeste en los extremos, blanca al medio, luciendo en esta un sol con
sus treinta y dos rayos, rectos y flamígeros, alternados, dispuestos estos
últimos en el sentido que giran las agujas de un reloj”.-
Así, esta última, nuestra bandera de guerra u
oficial en un principio, es hoy única por mandato de la Ley 23.208 del 16 de agosto de
1985, que extendió y autorizó su uso también a los particulares.-
Debo hacer constar que el único gobernante que
cambió nuestra insignia nacional durante el curso de nuestra historia, fue Don
Juan Manuel de Rosas, en su segundo gobierno en Buenos Aires, -
En el año 1.836, prohibió el uso de sus
franjas azul celeste, cambiando el color por un azul fuerte y agregando al medio,
cuatro gorros rojos, cambiando también el color del sol que pasó a ser también
de este último color.- Esta bandera se encuentra en nuestro Museo Histórico
Nacional, pero a partir de la batalla de Caseros, volvió la celeste y blanca a
ser la bandera de la patria.-
¿Pero que pasó con las banderas de Belgrano?
Vale la pena recurrir a las memorias inéditas
-no han sido publicadas-, de un distinguido oficial del ejército del Norte, que
se batió en Vilcapugio y Ayohuma.- Se trata de don Julián Paz, hermano del
general José María.-
Narra primero la batalla de Vilcapugio, muy
reñida, en la que se combatió hasta las 2 de la tarde, habiendo comenzado la
lucha a las seis de la mañana.- Vencido nuestro ejercito, se dispersó
abandonando el campo de batalla y tras pasar la noche en la Cuesta del Toro, siguió su
marcha hasta Macha, donde llegaron tres días más tarde.-
Aquí decidió el general Belgrano reorganizar
la tropa, esperar refuerzos y enfrentar nuevamente al enemigo.-
Dice Paz en sus memorias:
“Resuelto a esperar al enemigo y presentarle
nueva batalla, trató de elegir el campo mas espacioso y llano sobre el camino
que traía el enemigo, para poder emplear su táctica que consistía en hacer
cargar la infantería a la bayoneta.- El campo de su elección fue el de Ayuma,
distante 4 leguas de Macha, adonde se trasladó nuestro pequeño ejército el 5 de
noviembre”.-
“El día 12, el ejército enemigo llegó a las
alturas que dominan aquella posición y de donde no podía descender sino por la
cuesta de Viluma.- El día 13 me tocó ir a cubrir con 80 dragones aquel punto.-
Mis cuidados y diligencia en esa noche correspondían a las posibilidades que
pesaban sobre mi.- Aquel punto era la llave de seguridad del ejército y en la
noche fue visitado por varios jefes y dos veces por el Gral. Belgrano.-
Recuerdo que en una de estas quebré mi espada recordado a golpes a soldados a
quienes había vencido el sueño profundamente”.-
“Al amanecer del día 14 descubrí al ejército
enemigo descendiendo ya la cuesta e inmediatamente mande un oficial subalterno
con el parte al Gral. Belgrano.- Éste dispuso que el ejército oyese misa y
recibiese la absolución general y concluido este acto, mandó al ejército a
ocupar la posición designada para esperar al enemigo que se avanzaba
rápidamente”.-
“Cuando yo me replegué con mis fuerzas ya
estaba ejecutado todo aquello, y antes de ir a ocupar mi puesto busqué al
capellán a quien muy compungido pedí me hiciera participe de la santa
absolución”.-
“Este día consiguió el enemigo el triunfo mas
completo sobre nuestras armas.- Perdimos 160 oficiales entre muertos y
prisioneros y más de 2.000 hombres de tropa.- El enemigo debió la victoria al
mayor numero de sus tropas y a su mucha artillería, y no al poco valor de
nuestros soldados que se condujeron bizarramente.- El Gral. Pezuela en su parte
al Virrey Abascal, le hace esta justicia cuando habla del cañoneo de cerca de
una hora que sufrimos sin contestarlo porque nuestro ejército no tenía
cañones.- Dice, hablando del cañoneo, que nuestros soldados parecían árboles
que habían echado raíces en el suelo, aludiendo a la serenidad con que nuestro
ejército sufrió el fuego que lo diezmaba”.-
“De los mil incidentes que hubo en esta
catástrofe me limito solo a referir los que me tocan.- Mi hermano José María
había perdido su caballo, muerto a bayonetazos entre las filas enemigas, pero
logró montar otro de un capitán que había caído herido de un balazo”.-
“El General Belgrano había emprendido su
retirada seguido por un corto número de dispersos, y cubríamos su retaguardia
60 dragones a las órdenes del Coronel Cornelio Zelaya.- Estábamos a 16 o 20
cuadras del campo de batalla y el enemigo nos perseguía con viveza.- Al pie de
la cuesta por donde subía el Gral. Belgrano había un pequeño arroyo y tuvimos
orden de echar pie a tierra y contener al enemigo con el fuego de nuestras
carabinas”.-
“Se logró contener las primeras fuerzas de
caballería que nos perseguían y dar tiempo que se alejaran nuestros dispersos y
fatigados infantes, pero muy luego cargaron contra nosotros columnas de infantería
que nos obligaron con sus fuegos a ponernos en precipitada retirada.- El
barranco del arroyo que teníamos que subir tendría tres varas de alto y en la
senda o camino no cabía más de un jinete.- El conflicto era tal que todos se
atropellaban a subir primero, y yo, no sé por que móviles, vine a quedar de los
últimos.- Cuando ya repechaba y casi tocaba la planicie arriba, una bala de
cañón abrió mi caballo y cayó muerto conmigo al puie del arroyo.- Yo llevé un
ligero golpe en la cabeza y me lastimé algo la pierna que cayó bajo el caballo,
pero pude incorporarme, tomar la gorra y empezar a subir a pie en seguimiento
de mis compañeros, de los que, los pocos que me vieron caer, me abandonaron
creyéndome muerto, como después me lo dijeron.- Los enemigos habían llegado a
mi caballo que estaba ricamente aperado con recado, cabezadas de plata,
pistoleras y buenas pistolas, y yo llevaba puesto el vistoso uniforme de
dragones que consistía en chaqueta llena de galones y bordados de plata y una
gorra o morrión adornados con igual lujo.- No dudo que esto contribuyó a que en
aquel momento fuese el blanco de los fuegos del enemigo y protesto que es la
vez que he oído silvar mas balas sobre mi cabeza”.-
“Yo seguía mi fuga, apoyándome en mi espada,
pero con gran lentitud por el dolor de mi pierna y más que todo el cansancio no
me permitía hacer más.- Esperaba ser de un momento a otro atravesado por una
bala o caer prisionero, cuando veo venir a mi hermano José María.- Llega a mi y
me dice que monte en las ancas de su caballo, le contesto con voz sofocada que
no puedo.- Él entonces me dice “nos sacrifican”, tal era el fuego que
sufríamos.- Me toma de un brazo, lo engancho con el suyo, pica el caballo y a
gran galope me arrastra hasta un bajío, donde mas libre de fuego me hace subir
a un promontorio, me ayuda o me arrastra a las ancas del caballo, amarra mi
cuerpo al suyo, parte y llega donde iban los compañeros y me salva.- Solo un
buen hombre, un buen amigo podía arrostran tanto peligro por otro” (sic).-
La transcripción anterior, copiadas
textualmente de las memorias de su actor, explican por si solas los motivos por
los cuales el General Belgrano debió desprenderse de sus banderas.-
Pero no quedaron abandonadas para perderse con
el resto de su equipaje.- El cura patriota de Macha, Juan de Dios Aranivar, que
antes de la batalla rezó una misa para la tropa, que no se encontraba en el
campo de batalla, tomo a su cargo la misión de salvar las dos banderas de
Belgrano, que estaban en la capilla de Macha, su residencia.- La de Rosario,
del 27 de febrero de 1812 (que se conserva en Sucre) y la presentada en Jujuy
el 25 de mayo de 1812 (que está en el Museo Histórico Nacional, en Buenos
Aires), escondiéndolas astutamente en una de las capillas secundarias de su
curato, antes de darse él también a la fuga.- Nunca más volvería.-
Pasaron muchos años.- El padre Martín Castro,
estaba a cargo del curato de Macha y notó en 1883 en la capilla de Titiri, sita
a 2 leguas de Ayohuma rumbo a Potosí, tras dos cuadros de Santa Teresa, unos
adornos que se desprendían de su marco, que parecían telas de seda sucias.-
Al desarrollarlos, se asombró al comprobar que
eran dos banderas argentinas, con otras dos de ejercito, estas de color azul y
rojo.-
No dudó en la importancia del hallazgo, por lo
que viajó a Sucre, a dar cuenta del mismo al arzobispo, pero al llegar, chocó
con problemas personales que afectaban su persona y las autoridades religiosas,
lo suspendieron por varios años.- Así no ventiló el hallazgo que se siguió
ignorando.-
Las banderas continuaron en su sitio
original.-
Dos años más tarde, su sucesor, el padre Primo
Arrieta , las redescubrió en la
Capilla de Titiri, hecho que comentó con el subprefecto de la
provincia, que hizo público el hallazgo.- Aquello era muy importante.- ¿Que
eran esas banderas?
Como intentó apropiárselas, el padre Arrieta
anotició de inmediato al Arzobispo el encuentro de las “dos banderas
Argentinas”, el que le ordenó levantar para su resguardo un acta notarial.-
Arrieta la realizó ante escribano público en
Colquechaca, el 10 de septiembre de 1.885, con la comparencia además de él, del
Subprefecto Abdón S. Ondarza, del Juez del Partido Dr. José Lloza, del Juez de
Instrucción Dr. Feliciano Abastoflor, del Cura Párroco de Colquechaca Dr.
Vicente Padilla y otros reconocidos ciudadanos del lugar.-
Pero lo más importante para nosotros, es que
estuvieron presentes y firmaron el acta especialmente invitados, “el Sr. Cónsul
General de la
República Argentina, señor Mariano Pero, acompañado por su
antecesor en la función, señor Antonio Tejada”.- Argentina tomaba así noticia
del encuentro de nuestras banderas a través de sus funcionarios consulares.-
Al labrar el acta, el Padre Arrieta, extendió
sobre la mesa del salón municipal la única bandera que había llevado a
Colquechaca, ya que las otras la dejó en su curato.-
El Sr. Subprefecto reconoció que ella era una
de las dos banderas argentinas que el dos de abril de ese año, había visto en la Capilla de Titiri,
clavadas tras el retablo del templo.- Era la segunda bandera de Belgrano.-
Sabiendo que el señor cura de Macha podía
testificar sobre esta bandera, lo mismo que sobre otra que estaba en su poder,
y que las mismas podían haber pertenecido al ejercito unido
(Argentino-Altoperuano), que combatió a los españoles en los campos de Vilcapugio
y Ayohuma, el subprefecto pidió al Padre Arrieta una declaración bajo
juramento.-
Lo presto este sacerdote y dijo, conforme se
transcribe en el acta:
“Habiendo tomado posesión el día 16 de octubre
de 1883 de la Capilla
de Titiri, encontré las dos banderas argentinas arrolladas y sirviendo de
especie de marco de dos cuadros de Santa Teresa, y deseando quitar estos
adornos sucios, los desenvolví y encontré huellas de sangre, lo que me dio idea
del mérito de las banderas y las clavé a la pared cubriéndolas con los dos
cuadros dichos.- Creo ahora que no pueden ser otras que las traídas por el
general Belgrano y perdidas en AYOMA, porque el cuidado y su conservación
revela que una mano amiga las guardó, conociendo su importancia moral, en un
lugar retirado de la parroquia, como es Titiri, no en el templo principal de
donde las habrían arrancado los realistas que vivían y recorrían el
país….Concluyo pidiendo el honor de esta conservación en la capilla de Titiri,
porque el señor cura de entonces, que me consta que fue muy amigo del general
Belgrano y cuyo nombre integro lo daré en breve, pues en este momento no lo
recuerdo….que desapareció de esta parroquia sin sentar las diligencias precisas
en los libros parroquiales, cosa indispensable para una entrega pacifica de la
parroquia, lo que indica que su patriotismo lo condenó a la proscripción, dejo
las reliquias encontradas, constantes de dos banderas argentinas y dos que
llevan los colores rojo y azul, con encargo de no tocarlas, pues de otro modo
su sucesor las habría sacado de la
Capilla de Titiri y Pampuri”.-
Agregó el padre Arrieta en su declaración, que
el señor subprefecto, enterado del hallazgo, “concurrió sin darle aviso ninguno
a Titiri, donde halló las dos banderas Argentinas solamente y que él las guardó
para evitar una sustracción, desde que el señor subprefecto dio conocimiento al
público del hallazgo, en Colquechaca, el día 16 de julio, y que no las
entregaba todas por no tener atribuciones para ello y esperaba órdenes del
reverendísimo señor Arzobispo, sobre el particular”.-
Con lo que terminó dicha acta, que pasó ante
el notario Juan Carlos Espinosa y firmaron todos los presentes, quedando
depositada en la Prefectura,
solo la bandera de seda de dos colores que se había exhibido en el acto, es
decir, de dos fajas celestes despintando y una blanca al centro, rota y
estropeada, con manchas descoloridas de sangre, sin duda por la acción del
tiempo.-
Pero hubo un acta posterior, esta vez sin
testigos , sin motivo alguno que la justifique y en forma de declaración
personal y no juramentada, efectuada por el mismo padre Arrieta en la ciudad de
Potosí, en noviembre de 1892 (Siete años después de la de Colquechaca),
cambiando los hechos relatados.- En ella el sacerdote:
1º) No declara bajo juramento de decir verdad,
como en el caso anterior-
2º) Cambia su declaración inicial y refiere
que encontró solo 2 (dos) banderas en lugar de 4 (cuatro) del acta de
Colquechaca, que las encontró clavadas en la pared, y no como marco de dos
cuadros de Santa Teresa, señalando que una era Celeste y Blanco y la otra Azul
y Roja.-
3º) No justifica el motivo de la labranza de
esta nueva acta.-
4º) Omite declarar la bandera que esta
actualmente en Sucre y otra de ejercito también Azul y Roja.-
No cuesta pensar que la labró para retener en
su poder – o el de la iglesia -, la otra bandera Argentina, que el había
encontrado y retenido en su poder.-
Lo cierto es que el acta, va a tener gran
importancia en las futuras negociaciones para el recupero de las banderas de
Belgrano, por parte de las autoridades diplomáticas Argentinas, ya que la
negociación girará en base a ella olvidando la de Colquechaca.-
Dice el padre Arrieta con referencia a las
banderas, que consultó con dos capilleros indios, muy ancianos en Charawitu,
los cuales le explicaron que en su infancia supieron que tuvo lugar una batalla
en Charawitu (Ayohuma), en época del rey, en la cual intervino el cura de
Macha.- Los amigos del cura perdieron y los vencedores persiguieron a este, que
pasó desde entonces sus días entre los indios, llegando solo de incógnito
algunas veces a Macha.- Este fue quien trajo las banderas y las colocó donde se
ahora se hallaron y desde entonces nadie las tocó.-
Le dijeron también los indios que el general
Belgrano, antes de la derrota, vivía en “la casa parroquial de Macha”.-.
Confrontado el libro Parroquial, el padre
Aranivar, no firmó más acta alguna desde el día de la batalla de Ayohuma.-
El padre Arrieta al labrar la segunda acta,
tenia conocimiento de que Argentina reclamaría las banderas encontradas.- Ello
fue así gracias al Dr. Adolfo Carranza, Director de nuestro Museo Histórico
Nacional, que al enterarse del hallazgo, interesó de inmediato a nuestro
Ministro Plenipotenciario en Sucre, para que iniciara los tramites diplomáticos
necesarios para la devolución de las banderas Argentinas.-
Nuestro representante, en ese momento don
Benjamín Figueroa, fue el primero que solicitó oficialmente la entrega de las
dos banderas de Belgrano, que no correspondía retener en Bolivia, ya que no
eran trofeos de guerra, ni habían quedado depositadas voluntariamente por
nuestro general, sino que la guarda escondidas en la Capilla de Titiri, era
producto de la famosa retirada.-
Primero lo hizo mediante una petición verbal
el 18 de mayo de 1893 y otra escrita el 4 de junio siguiente.-
El 23 de Mayo de 1896, se llegó a un acuerdo y
se labró un acta en la ciudad de Sucre, entre nuestro representante
diplomático, entonces el Dr. Alberto Blancas y el canciller de la República de Bolivia.-
Pero Bolivia restituyó solamente la bandera
exhibida en Colquechaca, que tenían sus autoridades y no la que había quedado
en manos del padre Arrieta o de la iglesia, que lamentablemente no se reclamó.-
l
Al recibirla nuestro representante, el Dr.
Alberto Blancas, no efectuó ningún tipo de reserva, respecto de esta segunda
bandera, la primera de Belgrano, la izada en las barrancas del Paraná el 27 de
febrero de 1812.-
Ese es el motivo por el que actualmente, la
primer bandera de Belgrano se exhibe en el Museo Histórico de Bolivia, en la Casa de la Libertad.-
La segunda bandera argentina, la del 25 de
mayo de 1812, la que Bolivia reintegro, está en cambio en nuestro museo
Histórico Nacional donde se exhibe bajo el nombre errado de Bandera de Macha o
de Ayohuma.-
Justo es decir que los bolivianos, que
consideran que también los cobijo en años de lucha común bajo el mismo
pabellón, la guardan con respeto y veneración, considerándola también parte de
su historia.-
Ese es el motivo por el que no puede exhibirse
en el Monumento a la Bandera
de la Ciudad
de Rosario.-
Dr. Roberto E. Porcel
Bibliografía:
MEMORIAS DEL BRIGADIER GENERAL CORNELIO SAAVEDRA.- 1º de enero de 1829.-
MEMORIAS INEDITAS DE DON JULIAN PAZ.-
ACTA DE COLQUECHACA.- 1885.-
MANIFESTACION DE POTOSI DEL PADRE PRIMO
ARRIENTA.- 1895.-
ACTA DE SUCRE DEL 23 DE MAYO DE L896.-
CRONICA HISTORICA ARGENTINA .- Asesor: A. L.
Pérez Amuchastegui.- Redacción: Raul L. Carman, Ignacio L. Palacios Videla y
Ricardo Luis Molinario.- Editorial Codex SA..- 1968.-
¿NOS DEVOLVERAN LA BANDERA DE BELGRANO? – Eduardo
O. Dürnhöfer.- 1998.-
LAS BANDERAS DE MACHA.- Roberto Edelmiro
Porcel.- Revista de “La Casa
de la Libertad”,
Año 5 Nª 9, Sucre, Bolivia, 2001.-
LAS MAL LLAMADAS BANDERAS DE MACHA.- Julián
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DESTRABANDO UN EMBROLLO HISTORICO.- Eduardo O.
Dürnhöfer.- Revista Historia.- Año XXI, Nº 81.- 2001.-
LAS TRES BANDERAS DE BELGRANO.- David Prando.-
Revista Historia.- Año XXI, Nº 83.- Año 2001.-
LAS BANDERAS DEL GENERAL BELGRANO.- Roberto
Edelmiro Porcel. Conferencia dada el 30/6/2005 en el Museo Isaac Fernández
Blanco, publicada por el Jockey Club.-
LAS BANDERAS DE BELGRANO.- Roberto Edelmiro
Porcel.- Revista Historia.- Año XXVII.- Nº 106.- Año 2007.-
ENIGMA SOBRE LAS PRIMERAS BANDERAS
ARGENTINAS.- Adolfo Mario Golman.- Editorial de los cuatro Vientos.- 2007.