ASOCIACION CULTURAL SANMARTINIANA DE LA MATANZA

Reconocida Oficialmente por el Instituto Nacional Sanmartiniano - Ley 15588
Fundada: 5 de Abril de 1975
Actividad: Historica, Cultural, Educativa y Social
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sábado, 20 de junio de 2015

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano

EN POCO MÁS DE UN AÑO
General sin los dotes del genio militar, hombre de estado sin fisonomía acentuada…
Sus virtudes fueron la resignación y la esperanza, la honradez del propósito y el trabajo desinteresado.
Desde la sublime creación de la bandera, a la desobediencia y a la peor de las exigencias: la orden a perderlo todo. Entre las batallas que salvan definitivamente a la Patria y las derrotas que dejan a los enemigos dueños irremediablemente del Alto Perú, todo ocurrió entre el 27 de febrero de 1812 y 14 de octubre de 1813. Todos conocemos la vida de este hombre, que al igual que San Martín, lo dieron todo por un fin común, la libertad, sin medir sacrificios, consecuencias, ni la maledicencia. Recordamos los años anteriores dados a la futura patria, a través del Consulado con sus medidas previsoras, que alentaban la producción y el bienestar. Sus actividades como integrante de la Primera Junta y su ida al Paraguay, donde aunque sin éxito militar, logro que se consolidara un país y no se convirtiera en un obstáculo más, como lo fue por largo tiempo la Banda Oriental. Ya hemos dicho en otras oportunidades, que hombre de leyes y economista, no había previsto el uso de armas ni el participar en combates, tal es así que tras la derrota de los ingleses, se preocupo de tomar lecciones en el manejo de las mismas y en el estudio de estrategia militar. Convencido de la imperiosa necesidad de diferenciase de los godos, acude a los colores de la escarapela nacional, ya aprobada por el Primer Triunvirato por decreto de 18 de febrero de 1812, y en las barrancas que por orden del gobierno estaba fortificando para impedir el libre paso de las naves enemigas: el 27 de febrero de 1812, juntamente con la inauguración de la batería llamada Independencia a orillas del Paraná, en solemne ceremonia dispuso que se enarbolara la Bandera por el creada en conjunción con los colores de la escarapela, bandera que había sido confeccionado por la rosarina María Catalina Echeverría y que fue izada por primera vez por el vecino Cosme Maciel, pidiendo a la tropa allí formada el juramento de defenderla hasta las últimas consecuencias. Mientras tanto el Ejército del Norte que había marchado para enfrentar el movimiento contrarrevolucionario iniciado en Córdoba por el ex virrey y héroe de las Invasiones Inglesas, Santiago de Liniers, tras el triste desenlace de las ejecuciones, llega al Alto Perú, donde obtiene la primera victoria independentista en Suipacha el 7 de noviembre de 1810, para luego ser arrollado en Huapi, el 20 de junio de 1811, sufriendo la pérdida de más de mil hombres y la casi totalidad del armamento, huyeron a refugiarse en la ciudad de Jujuy;  allí llega Manuel Belgrano a hacerse cargo del desmoralizado Ejercito Auxiliar del Alto Perú. El 25 de mayo Hace jurar la bandera en Jujuy, Mientras Rivadavia en nombre del Triunvirato vuelve a reprocharle “… la reparación de tamaño desorden (por la jura de la bandera) y a ordenarle que abandonara el terreno y se retirara a Córdoba… “. Una aptitud cobarde, que dejaba desamparado el Norte, expuesto a los desmanes y represalias de los godos. Belgrano incitado por el pueblo tucumano, ordena el éxodo y se dispone a resistir apoyado por el entusiasmo de la gente: “Sin más armas que unas lanzas improvisadas, sin uniforme, ni otra montura que la silla y los guardamontes. No tenían disciplina ni tiempo para aprender voces de mando, pero les sobraba entusiasmo”.  Nuevamente Rivadavia lo increpa y ordena que se retire, pero Belgrano le responde: “Algo es preciso aventurar y ésta es la ocasión para hacerlo; voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desgraciado me encerraré en la plaza hasta concluir con honor…”. El 24 de septiembre de 1812, los realistas derrotados abandonan el campo con grandes pérdidas de hombres y armamento. Ese día se salvó definitivamente la Patria y el eco de la victoria arrasó en Buenos Aires con los integrantes del Primer Triunvirato. Vicente Fidel López llamó a Tucumán: “la más criolla de cuantas batallas se han dado en territorio argentino…”. Poco después, con un ejército mejor disciplinado, reforzado en armamento y ansioso de cerrar los caminos a los españoles, tras un comienzo poco auspicioso, el 20 de febrero de 1813, las fuerzas patriotas arrasan en Salta a los españoles con la rendición incondicional de Tristán. Belrano y sus hombres marchan al Alto Perú, toman Potosí  el 21 de junio del mismo año y mientras esperaban refuerzos en Vilcapugio fueron atacados sorpresivamente por los realistas el 1º.de octubre. Tras la derrota Belgrano establece su campamento en Macha, donde reorganiza sus fuerzas, integrándolas con ocho unidades que sumaban dos mil hombres, ocho piezas de artillería y mil cuatrocientos hombres no aptos para luchar, debiendo enfrentar en Ayohuma a tres mil quinientos realistas y dieciocho piezas de artillería. Tras un sangriento combate y la pérdida de quinientos hombres, debió volver a refugiarse en la ciudad de Jujuy donde llegó con sólo ochocientos hombres y sin artillería. Por segunda vez se volvió a perder el Alto Perú y Belgrano sustituido en enero de 1814 por el coronel San Martín, debió marchar a Buenos Aires, donde fue arrestado, procesado y luego absuelto con el reconocimiento de sus méritos y honores. Entre Tucumán, que salvó definitivamente a la Patria naciente: 24 de septiembre de 1812, Salta, Vilcapugio y Ayohuma, 14 de noviembre de 1813… en poco más de un año…
En este mes de junio, se cumplen 245 años de su nacimiento y 195 de su fallecimiento.
¡GLORIA AL GENERAL BELGRANO, HEROE DE LA INDEPENDENCIA Y CREADOR DE NUESTRA BANDERA!
ANTONIO ULICIO CURCIO 
ASOCIACIÓN CULTURAL SANMARTINIANA DE LA MATANZA