INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO
ASOCIACIÓN
CULTURAL
SANMARTINIANA DE
LA MATANZA
Informativo
trimestral: Octubre, Noviembre y Diciembre de
2014. Año XXXX. No.102
2014-AÑO DE HOMENAJE
AL ALMIRANTE GUILLERMO BROWN
1º. De agosto
“DÍA DEL HISTORIADOR
MATANCERO”
El pedido presentado
por esta Asociación al Honorable Concejo Deliberante el 15 de octubre de
2007, dio lugar al Expediente
1.023/2007, acompañada de la nota que resaltaba los valores insustituibles del
Prof. Alfonso Corso, fallecido el 1º.de agosto de ese año, y el compromiso
insoslayable de las autoridades, instituciones y pueblo de Matanza a quien, por
años recorrió el “pago”, como educador, investigador, autor de libros
esclarecedores de la historia local, aportante de la documentación que dio
lugar a la instauración del “Día de La Matanza”. Primer “Ciudadano Ilustre del Partido” y “Medalla
de Oro” de la Comisión de Homenaje al Bicentenario de la Independencia
entre otras numerosas distinciones.
Condecorado por la República Italiana como “Cavalieri
Orden al Merito”. Por la República Francesa, la República de
Venezuela, el Reino de Bélgica; por sus SS. SS. Paulo VI y Juan Pablo II.
Reconocimientos y felicitaciones de numerosas autoridades y personalidades de
renombre mundial. Integrante de numerosas Instituciones Culturales Nacionales e
internacionales, recibió numerosos premios y menciones por el valor
periodístico, investigativo y de difusión de sus trabajos. Cofundador del Museo
Juan Manuel de Rosas, Fundador del Archivo Histórico e integrante de la Primera
Junta de Estudios Históricos del Partido de La Matanza. Autor de libros,
artículos y conferencias, cuya larga nómina ocuparía gran parte de esta
publicación. Por más de veinte años fue vicepresidente de esta Asociación a la
que aporto su sabiduría y en la que su presencia espiritual ocupa un espacio
permanente de motivación a la difusión de las bases de nuestra patria y la
cultura como promoción permanente del desarrollo y la equidad democrática.
Para reforzar
nuestro pedido en noviembre de 2007, enviamos nota a todas las Asociaciones de
Colectividades Extranjeras del Partido a las que el Prof. Corso, siempre había
brindado una especial dedicación y recibido múltiples reconocimientos, y es
así, que el Comitato Degli Italiani All Estero Cir. Consolare de Morón, reforzó
nuestro pedido dando lugar al Expediente 1.168/2007.
Ambos pedidos
lograron que el Cuerpo diera lugar a su tratamiento y la Comisión respectiva,
tras la amplia documentación reunida, diera su aprobación por unanimidad.
Con gran júbilo nuestra
Asociación, familiares e integrantes de otras entidades culturales del Partido,
participaron el 30 de octubre pasado del acto en que el Honorable Concejo
Deliberante del Partido, instituyo el día 1º.de Agosto de cada año, como el “Día del historiador matancero” en homenaje al extinto Prof. Alfonso Corso.
Mucho agradecemos a
los integrantes del H. C. D., de su Comisión de Cultura y a todos quienes en
alguna forma hicieron que a través de esta resolución se esté brindando un muy
merecido reconocimiento y homenaje a un incansable y entrañable trabajador por
la cultura en nuestro “Pago”…
Más
información y fotos: http//acsanmartinianalamatanza.blogspt.com
“… el don
mayor de los seres humanos: comunicarnos con palabras. Porque cuando mueren las
palabras , sobrevive la “selva salvaje” de la violencia, la ignorancia y la
guerra de todos contra todos”
Carlos Fuentes: La
Nación, enero 2005
HOMENAJE A
UN GRAN SANMARTINIANO
RECUERDOS DE
LA GUERRA DEL
CHACO
“CARNEADA INSOLITA” (1)
Terminaba el año 1934. Será el año más duro
de toda la Guerra
del Chaco. Las lluvias inmensas y persistentes han inundado todos los caminos.
Están convertidos en lodazales. Se ha embotellado el tránsito de transportes.
Todo se ha atascado. Las tropas han quedado aisladas de sus bases, libradas a
las propias posibilidades. Su logística momentáneamente se ha
desarticulados. Los víveres y las municiones llegan en muy deficientes proporciones
a quienes marchan a vanguardia. Las
reservas de víveres consisten en lo que va quedando de cecina. Esta cecina está totalmente cubierta de
gorgojos. Cortándola en pequeños trozos
e hirviéndola en agua, con mucha imaginación se puede considerar que se trata
de una sopa. Es un líquido grasiento con
trocitos endurecidos sobrenadando en agua turbia. Los gorgojos muertos en el
hervor cubren toda la superficie. Algunos sostienen que son comibles. La sal es cada vez más escasa y cada vez más
necesaria para sobrevivir, las marchas con el esfuerzo que demandan y el sudor
que provocan, requieren más sal para el organismo, de la poca que va
quedando. La ausencia de vegetales
frescos en la dieta trae avitaminosis.
Cada vez se hace más notoria la horrible presencia del escorbuto. Sangran las encías. Se reblandece la
implantación de los dientes. Las encías
se hacen fungosas. Se desprenden
pequeños trozos de mucosa de las encías. Los tobillos y las rodillas se
hinchan. La falta de proteínas genera
edemas, hinchazones en las regiones declives del cuerpo. Un soldado que duerme sobre el lado derecho
de la cara, despierta con la cara grotescamente más ancha de ese lado. A otros
se le junta el edema con la papada. Del mentón para abajo tienen cara de
gordos. Del mentón para arriba tiene las mejillas chupadas, la nariz afilada y
los ojos hundidos. Para atenuar las
penurias de la marcha, los soldados se han fabricado toscos bastones con ramas
cortadas del pique. el suelo embarrado por las lluvias que no cesan, exige más
esfuerzo para no caerse. A pesar de los
bastones muchos tienen la ropa embarrada.
En el despiadado ajedrez de la guerra se intenta una movida. La Primera División recibió la
orden de interceptar el estratégico camino Capi I rendá-Carandayty y se debe
cumplir a cualquier costo. Allá van estos hombres. Van cargados con fusil y sus
municiones que son más pesados cuanto más se prolonga la marcha. La frazada a
brazo partido, mojada por la lluvia, parece de plomo. Los zapatones embarrados, el suelo
resbaladizo y el hambre insatisfecha torturando todas las horas, acentuando las
penurias con su aguijón insoportable. La
orden es marchar hasta interceptar el camino. Es de urgencia hacerlo para
aliviar la difícil situación de una unidad. Interceptar por sorpresa el camino.
Es andar por el bosque achaparrado y espinoso, abriendo piques “a pecho” lo que
quiere decir embistiendo la maleza como tapires, haciendo de topadoras humanas
de la jungla los que van adelante. Rompiendo con la manos las ramitas que se
cruzan, empujando con el cuerpo las que ceden, sin poder evitar que la piel se
rasguñe y la ropa se rasgue. Por una senda así se marcha a “interceptar el
camino”. Por donde no hay camino.
Solamente pasó antes por aquí la patrulla que fue enviada en misión de
reconocimiento. Una patrulla así es un pequeño grupo desprendido de su base, en
medio de la selva. Ellos y la suerte. Ellos y el destino. Ahora, detrás, en la dirección señalada por
aquellos, van éstos, en la vanguardia. Delante, la patrulla “de punta”,
silenciosamente, para no denunciar su presencia al enemigo y malograr la ventaja
que puede dar la sorpresa. La orden es una palabra de cuatro sílabas:
INTERCEPTAR. Quiere decir marchar por
donde no hay caminos. Detenerse. Tenderse allí mismo en el suelo para dormir.
Alimentarse con la ración que lleva. Con el alba marchar otra vez, llueva o no,
lleguen más víveres o no. Siempre en silencio. Sin un grito. Sin un disparo.
Con uno solo se alertaría todo el sistema de retenes del enemigo, que como una
cadena de cascabeles alarmaría a todo lo largo de la línea. La esperanza de calmar
el hambre comienza a arraigar en la larga columna silenciosa. Ha comenzado a cambiar la topografía del
terreno. Ha quedado
atrás el bosque espinoso y se entra a una
zona de altos pastizales aptos para la ganadería. Y, confirmándolo se oye el
mugir de vacunos. “Che portiyú che renoi hina”, dice un soldadito. De pronto la
patrulla choca con un puesto de centinela de los retenes del enemigo.
Intercambian algunos disparos y el retén se repliega a sus posiciones
principales. Como ocurre casi siempre, ha caído herido un hombre de la
patrulla. Esta vez es el Jefe, el Teniente Alberto Laterza, con un tiro en el
pecho. A su lado estaban los Comandantes del Batallón que acudieron prestamente
al comenzar los disparos: Capitán Pantaleón González Yegros y el Capitán Julio
César Zarza. La patrulla espera al Batallón de Vanguardia, oculta en el
pastizal. La operación ha fallado. El factor sorpresa que consistía en llegar al
camino a interceptar por algún claro o hueco en el dispositivo enemigo
fracasado. La larga columna de vanguardia se detiene en el lugar alcanzado.
Unos se sientan, otros se tienden en el suelo. Pero los bolivianos hasta ahora
solamente han visto la patrulla. La
columna de vanguardia está quieta. Descansa. El Comando dispondrá o no el
asalto y ruptura de la posición enemiga. Mientras, en Asunción, en los diarios,
habrá croquis y una rayita marcará por donde un millar de hombres anduvieron
kilómetros y kilómetros cargando con su fusil, municiones y una frazada mojada
a brazo partido, escasamente nutridos y con la posibilidad cierta que sus
“patrullas de punta” chocarán con algún retén y que la muerte volviera a caer
sobre quienes le a llegado la hora.
“Nunca se muere en la víspera”, dicen los soldados con la serenidad de
su fatalismo. Cada uno cree que su día
no es hoy. Por ahora ocultos del enemigo descansan. No combaten. Pero hambre…
Sienten hambre insoportable. Necesitan impostergablemente comer carne. Todos
piensan obsesivamente en carne vacuna. Los bolivianos no saben si la patrulla
se retiró a su base a dar cuenta de lo cometido. Hay orden de seguir guardando
total silencio. Los vacunos andan entre la tropa hambreada. Solamente la
disciplina militar es capaz de reprimirlos en sus impulsos de sacrificar un
animal en pocos minutos.
El hambre excita su imaginación y un grupo de
la tropa decide proponer al Jefe del Batallón un plan silencioso de sacrificar
un animal. Los Jefes con mando de tropa, con la convivencia diaria a través de
heterogéneas vicisitudes, alcanzan a conocer a la mayoría de los hombres. Unos
oficiales son respetados por su tropa.
Otros son respetados y amados. Y otros, además son admirados por sus
soldados. En general, los subordinados
tienden a imitar al Jefe en su conducta, su arrojo, su prudencia. El plan que
un grupo de soldados propone al Jefe, de sacrificar un vacuno, lo hacen rogando
con la mirada, suplicando con sus gestos.
El Jefe, tal vez conmovido, acepta: pero impone como condición
severísima no disparar un solo tiro. No producir el menor ruido. El grupo no
tiene corral ni cuerda alguna para enlazar y encerrar el animal. El único elemento con que cuentan para no
producir ruidos es el sacrificar al animal con sus machetes. Proponen formar un
círculo humano e irlo cerrando hasta tener a su alcance al animal al que le cortarían
los garrones para inmovilizarlo y darle muerte. Obtenido el permiso, un grupo
forma el círculo convenido alrededor de un torito y lo van achicando. Cuatro
hombres están sueltos dentro del círculo armado de machetes. Los que forman el
círculo llevan mosquiteros y frazadas para tirarlos sobre el testuz del animal.
A unos de los perseguidores se le junta algo de líquido en la boca que no le
permite respirar, con la boca abierta. Quiere escupirlo, y se le escapa una
baba pegajosa, sanguinolenta. Se limpia con rabia con la manga de su camisa
verde olivo que se torna rojo parduzco de sangre y de tierra. El perseguidor no tiene energías para correr
tras el animal. Trata de reemplazarla
con saltos, cayendo con el brazo extendido empuñando el machete que alcanza al
garrón del animal. Se suceden los saltos de los macheteros como canguros de una
extraña generación, mientras otros, macheteadotes atraviesan el círculo de
hombres y al cruzarse con el vacuno se le tiran a los garrones con el machete
en punta como un mitológico rinoceronte. Hay un sordo rumor de respiraciones
fatigosas en estos hombres carenciados de proteínas y vitaminas. Cada tanto alguno escupe con fastidio un poco
de sangre. Nadie grita. Solo se oye el jadeo de hombres al límite del esfuerzo.
Un último machetazo frena los cuartos del torito. Queda inmóvil apoyado en sus
patas delanteras. Solamente unos segundos. Entre todos lo voltean y sacrifican.
En ese confín de la selva chaqueña, en ese valle idílico donde pasta el ganado
en medio de un aromital florido, se desarrolla una tragedia alucinante, como
una pesadilla, una grotesca escena
psicodélica con sus personajes, formas y colores trastocados. Es un ruedo
taurino limitado por seres humanos con las manos enlazadas como una deformación
trágicamente burlesca de una plaza de toros. Los toreros no visten trajes de
luces ni adoptan actitudes estuarios. Tienen una ropa verde olivo sucio con
desgarrones. En una escena onírica, el toro no embiste. Es un joven toro que
huye aterrorizado por los machetazos que sufre en sus patas y de tanto en tanto
encara la pared humana que la aprisiona. Al buscar una brecha, en vez de
encontrar la roja capa del torero que lo enceguezca, solo encuentra los sucios
mosquiteros húmedos que le tiran sobre el testuz los que forman el cerco… Queda
inmóvil apoyado en sus patas delanteras. Solamente unos segundos. Entre todos
lo voltean y sacrifican. La fila de hombres que formaba el cerco se desgrana
como un collar que hubiera roto el hilo y cuchillo en mano se dirigen al bullente
manto humano que cubre al torito. Todos tienen encendidos en sus ojos el brillo
primordial y salvaje del deseo imperioso de comer. El mismo que en la jungla,
el desierto o la montaña tiene un animal hambriento que ha cobrado la pieza que
calmará su hambre acuciante. Todos tiene cuchillos, Todos, a la vez, intentan
llevarse su porción y algo de reserva. El cuerpo del torito no se alcanza a ver
debajo de la espesa capa verde olivo, parda de tierra, formada por los
soldados, cortando cada uno al mismo tiempo. Se reanuda la marcha. Se hacen más
frecuentes los choques de patrullas hacía adelante. Todos los que van llegando
y siguen, tratan de cortarse su porción. El esqueleto del vacuno comienza a
blanquear de carne y cuero que también es comible. Un soldadito ingenuo que por
primera vez ve un animal faenado conservando el esqueleto armado, intacto y que
alguna vez oyó hablar del paso inexorablemente mortal de “la corrección”, que
deja esqueletos minuciosamente mondados, comenta:”Debe haber pasado por aquí la
corrección”. “La corrección” es una
vasta alfombra de hormigas carnívoras que atraviesa la jungla devorando todos
los animales que encuentra, sin excepción.
A su lado, un veterano, le dice,
mirando con los ojos brillándole de hambre y gula, los animales
que pastan cerca: “Sí, una corrección vestida de verde olivo y con cuchillito
en la mano” . Las patrullas no han encontrado claros en su frente. Llega la
orden de proseguir la operación. Es el primero de enero de 1935. Asalta las
posiciones el regimiento 4 de infantería con las primeras horas de la mañana.
Llueve intensísimamente, como suele ocurrir en esa región. Es tan copiosa la
lluvia como la cortina de agua que se desploma detrás de una cascada. La lluvia
cubre la tropa que avanza como una gran campana de cristal sin transparencias
que impide detectar con precisión a los atacantes. La intercepción se cumple.
En Asunción, en los diarios que publican los croquis de las acciones habrá una
rayita que cruce el camino Capi i
rendá-Caranday ty…
Osvaldo Pedro Fernando Jaeggli, autor de SAN
MARTÍN, UNA CUMBRE.
(1)-Trabajo publicado en el Boletín de septiembre de
1992, del Rotary Club de Hurlinigham
5 DE OCTUBRE
DE 1820
El General José de
San Martín, con las pocas fuerzas de que dispone, orden al coronal Juan Antonio
Álvarez de Balcarce, mantener al enemigo alejado, en la primera de las campañas
de las Sierras en el Perú.
24 DE
OCTUBRE DE 1820
San Martín, crea la
Bandera y el Escudo del Perú, en la ciudad de Pisco, donde ha establecido su
cuartel general
14 DE
OCTUBRE DE 1833
De visita en Buenos
Aires y con directivas del General San Marín de regularizar bienes y rentas,
indispensables para la sobre vivencia en el exilio, su yerno Mariano Balcarce y
su hija Mercedes, reciben el primer fruto de su unión. El nacimiento de la primera
nieta del General: Mercedes Balcarce.
24 DE
OCTUBRE DE 1909
Se inaugura
en Buologne sur Mer, la estatua ecuestre en homenaje al Libertador de media
América del Sur.
16 DE
OCTUBRE DE 1914
El 14 de octubre
pasado, se cumplió el centésimo aniversario de la muerte de Julio Argentino
Roca, brillante militar al que el país le debe la integración con otros
destacados y esforzados hombres: de
millones de kilómetros cuadrados de territorio a la patria y dos presidencias
que produjeron siguiendo los pasos de Sarmiento Y Avellaneda, un país
envidiable, colocado por sus
producciones y riqueza entre los primeros en el mundo. Honremos su
memoria sin prepucios políticos oportunistas.
20 DE NOVIEMBRE
DE 1787
Nace en Buenos
Aires: María de los Remedios de Escalada,
parienta política de José de San Martín, futura esposa del General y madre de
la hija de ambos, Mercedes
20 DE
NOVIEMBRE DE 1823
Habiéndose retirado
de la Gesta Libertadora, por falta de auxilios de los gobiernos de Argentina y
Chile y la ambición desmedida de Bolívar, parte desde Mendoza hacia Buenos
Aires, procurando no ser apresado por el empecinado gobierno de Buenos Aires que quiso
involucrarlo en rencillas internas, consecuencias que ya había vivido, cuando
salvo la vida de la turba, pero vio morir ajusticiado a su Jefe en España; y
llega a Buenos Aires para rendir
homenaje a su esposa, fallecida mientras él estaba retenido por las
intrigas y la envidia de muchos de sus conciudadanos, mandando construir el
sepulcro de Remedios en la Recoleta
20 DE
NOVIEMBRE DE
Mal llamado “Día de
la Soberanía Nacional”, fecha en que Rosas intento frenar el paso de
mercaderías sin pagar aforos en la aduana a su cargo, donde la valentía de las
fuerzas nacionales fueron arrasadas por las inglesas y las franceses, pero que
tuvo su revancha, cuando volvían confiados y sin mucho éxito en sus
transacciones fueron sorprendidos en la Vuelta del Quebrado con un total
descalabro, chocando entre si, con inmensas pérdidas.
21 DE
NOVIEMBRE DE 1861
Los restos del
General José Francisco de San Martín fueron trasladados a la bóveda de la
familia Balcarce, en el cementerio de Brunoy-Francia.
21 DE
NOVIEMBRE DE 1861
Mariano Balcarce
entrega al ministro plenipotenciario del Perú en Francia, el estandarte de
Pizarro, en la ciudad de Brunoy-Francia.
4 DE
DICIEMBRE DE 1796
Muere en Málaga
donde prestaba servicios integrando el Estado Mayor de dicha plaza don Juan de
San Martín, padre del General San Martín y otros tres hijos que ejercieron
altos cargos militares en España, habiendo sido instructor de en tropas en
Buenos Aires y administrador y jefe de fronteras en estancias en Carmelo-Uruguay y los pueblos
guaraníes en Corrientes-Misiones.
23 DE
DICIEMBRE DE 1832
Mercedes
Tomasa de San Martín, hija del Libertador, contrae matrimonio con Mariano Balcarce
en París-Francia
MUCHAS GRACIAS POR TODAS LAS COLABORACIONES RECIBIDAS
FELIZ 2015
ascsanmartinianamatanza@yahoo.com.ar
Correo
postal: San Luis 32-1727 Marcos Paz-Buenos Aires